jueves, 4 de octubre de 2012

Herramientas TIC

En la sede nacional de Escuelas Católicas, hemos tenido una reunión de trabajo para compartir experiencias de cómo pueden integrarse las TIC en los Colegios, para mejorar su comunicación interna y externa, y en las aulas, para favorecer que los alumnos y alumnas creen contenidos, compartan ideas, busquen información y desarrollen la competencia digital.
Se presentaron tres experiencias, muy interesantes, de profesores de diferentes centros educativos que utilizan blogs y webs para elaborar proyectos de éxito con sus alumnos.
Como ya comentábamos nosotros en la reunión de padres de ESO y Bachillerato del pasado día 20 de septiembre, las Tecnologías de la Información y la Comunicación están presentes permanentemente en la vida diaria de nuestros hijos y alumnos, y debemos hacer un esfuerzo por integrarlas en las clases, no sólo porque así los chavales se implican más en la tarea, sino también porque en su futuro laboral van a emplear necesariamente estas herramientas, las que ya hay hoy y las que vendrán mañana. 
En un principio, hemos seguido los conceptos de Marc Prensky:

  • Nativos digitales: los chicos, los alumnos, han nacido en la era digital y tienen una inmensa capacidad para aprender, casi de forma intuitiva, a manejar las TIC.
  • Inmigrantes digitales: los más veteranos, los padres y los profesores, hemos llegado a la era digital y hemos tenido que aprender a utilizar estas herramientas a base de sofocones.




Pero en esta reunión de Escuelas Católicas, Juan Núñez-Colás, pedagogo y director de OTB Innova, nos trajo, a modo de anécdota, un nuevo concepto que resulta bastante revelador: todos somos peregrinos digitales. Esto es: todos estamos en el camino, unos habrán llegado ya a Santiago y han recibido la Compostelana, y otros van todavía por Roncesvalles; unos llevan una mochila ligera, de poco peso, pero con lo imprescindible, y otros llenaron la mochila de cosas inútiles que van dejando por el camino; unos detienen la caminata y se paran de vez en cuando para contemplar el paisaje; otros buscan buena compañía para hacer el camino (para contarse cosas, para cruzar impresiones, compartir risas y llantos); unos se adentran en el bosque de la red, y otros prefieren circular por caminos bien señalizados; están los que descansan en albergues y comparten los sueños con los caminantes vecinos, y quienes tienden el saco en los soportales de las ermitas de paso; unos van a pie, otros en bici, a caballo...
Pero por regla general todos hemos empezado con algún peregrino amigo, con el que compartimos la experiencia, que se apuntó a repetir el trayecto para ir con nosotros; que nos aconseja, que nos ayuda a desafiar las inclemencias; que nos indica dónde podemos lavar la ropa y dónde están los tendederos para secar las toallas; que nos enseña a desinfectar las heridas de los pies.
Y los niños que inician el camino digital, requieren también ese maestro, porque aunque tienen una destreza especial y aprenden intuitivamente, sí necesitan quien les enseñe a discernir la información, a hacer un uso responsable de las herramientas, y a entenderlas como instrumentos de trabajo. Así que todos, niños, padres y maestros, cuando nos crucemos por los pasillos, levantaremos el bastón y nos desearemos "¡¡BUEN CAMINO!!".